Y es que no todo vale cuando trabajamos la
imagen corporativa de nuestra empresa. Hacemos especial hincapié en
diferenciarnos del resto, en potenciar una marca de calidad que nos diferencia
de la competencia. Aplicamos las nuevas tecnologías al desarrollo comercial:
redes sociales, página web, comercio electrónico…
Pero no las aplicamos a nuestro espacio. Siempre hago la misma pregunta cuando
encuentro un elemento de decoración que más parece de la habitación de un chico
rebelde que de una oficina: ¿esta fotografía del puente de San Francisco la
pondrías en tu página web? La respuesta
coincide en todos los casos: no. Pero no
obstante seguimos manteniendo la fotografía en la pared.
Todo aquello que no nos ayude a vender, a
convencer a nuestro cliente, a generar confianza deberíamos apartarlo de
nuestro espacio de trabajo. El sol, la posición donde nos sentamos, donde se
sientan nuestros trabajadores, nuestros clientes… todo es absolutamente importante y todo se
puede planificar. Y todo influye en la productividad de nuestra empresa.
Es necesario adaptarnos a nuestra imagen
corporativa, a nuestra intencionalidad comercial. Por eso la ‘decoración’ no
sirve en nuestras empresas. Llenar una oficina de macetas no humaniza nuestro
entorno. Colocar un jarrón espectacular en la entrada de la peluquería no nos
hace más modernos. Todas y cada una de nuestras acciones tienen que ir
encaminadas a potenciar nuestra marca, a resaltar nuestra posición.
Y en este proceso de cambio y evolución que
se está produciendo en la Malagueta, es muy importante tomar decisiones
acertadas en este aspecto. Desde cuestiones generales como la organización de
las diferentes zonas de venta o de las mesas de restauración, hasta el color de
las paredes o el papel de las tarjetas de visita, y ni decir tiene que tenemos
que estar perfectamente posicionados con la web y en las redes sociales.
Es hablar de un ‘todo’, de un conjunto, y es
el momento de ponernos en manos profesionales para garantizar el resultado,
para garantizar el principio del éxito a este nuevo cliente que nos proporciona
el Hotel Miramar. Un cliente que puede pedir que le llevemos nuestro producto a
la puerta de su casa en Finlandia, o que nos quiere realizar una transferencia
en ese mismo momento, o que nos quiere pagar con el móvil. A todo esto tenemos
que estar preparados.
Son nuevos tiempo, nuevas formas, nuevos
espacios lo que tenemos que preparar para estar en la primera línea de salida
en el momento de la inauguración del Hotel, y para ello hay que ponerse en
marcha ya.
Referencias Fotográficas:
FOTO 01.- Starbucks de Amsterdam
FOTO 02.- Francis de la Rosa. Interiorista
FOTO 03.- Panorámica Gaby Rose
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