sábado, 30 de julio de 2016

VERANO Verano verano ... ... ...

 Ya estamos en verano, época del año en el que es complicada la situación social y laboral.  Y es que al final somos como los caracoles, deja de llover y sale el sol, y nos ponemos en la calle como si no hubiera otra cosa que hacer.  Nuestras magníficas playas se llenan de gente, los chiringuitos bailan al son de la ola del melillero, y las noches del verano nos recuerdan cada minuta a la noche de San Juan. Y esta es nuestra gran industria, la de los servicios de ocio, porque no me gusta decir que solo vivimos del turismo, también nuestros empresarios de la hostelería viven de sus vecinos, los que estamos aquí todo el año, pero no vamos a discutir que hacen su agosto con los cruceros, en la feria…
Málaga se ha desarrollado de espaldas a la industria productiva, de espaldas a las cadenas de montaje, a la producción de coches o microchips, y nuestros polígonos cada vez son más estaciones de servicios que otra cosa. Aunque es rara la excepción, como que tenemos una de las primeras empresas de distribución de medicamentos en Málaga capital, o que la tercera parte de los pavos que se consumen en España ‘engordan entre Teba y Cañete La Real’.
Pero siempre será el turismo de ocio: sol, playa, espeto, toros, conciertos, museos… lo que marque nuestra gran producción industrial.
Y quiero hacerle un homenaje en esta humilde editorial al gran anuncio publicitario ‘al turista una sonrisa’, porque no solo marcó una época, sino que marco una tendencia que todavía hoy debemos continuar. No hay mejor embajador de nuestra tierra que el que viene a visitarnos y se lleva algo de aquí, un recuerdo, una experiencia, o simplemente una sonrisa dedicada con esfuerzo y tesón de hacer bien las cosas. Estas personas atraerán a más visitantes de nuestra tierra, siempre con la esperanza  de que ellos mismos vuelvan. Es por eso que nuestro trato amable y nuestro buen talante, del que siempre hacemos gala, tiene que estar presente. Pero ya hoy en día tenemos que aprender a dar un paso más en esta aventura de fidelización de nuestros turistas, y debemos dar más. Debemos de empezar a dar calidad e innovación, presentarnos como una experiencia de pasado y futuro entremezclado, ser pioneros y punteros en nuestros productos, los que ofrecemos.

Ese boom turístico de los años 70, donde los turistas nórdicos se gastaban en un mes lo que les costaba vivir un día en sus países, ya es parte del pasado. Hoy buscan vivir nuevas sensaciones, gastronómicas, etnológicas, culturales… y todas tienen que quedarse en su memoria, en esa parte trasera que siempre aflora cuando las sensaciones de felicidad son parecidas al momento en el que se disfruto de esa experiencia.


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